Que la infancia es el periodo de nuestra vida con una
mentalidad más maleable y en la cual estamos más expuestos al adoctrinamiento y
a la masa es algo que no me cabe la menor duda. Es por ello que a menudo las
opciones políticas autoritarias y totalitarias han utilizado a los niños como
eslogan político. Comunistas y nazis son los que han encumbrado esta técnica en
el siglo XX.
Los independentistas catalanes (cuyo ideario y formas están
en lo autoritario, a todas luces evidente) no han querido quedarse atrás con la
utilización de la infancia para intentar conseguir sus objetivos políticos.
Así, la manipulación a niños que deberían tener únicamente la preocupación de
jugar con sus amigos, son inoculados con el veneno nacional-populista de ERC,
la CUP y el resto de organizaciones independentistas hasta el punto de hacerles
decir “Espanya ens roba” e “independencia es libertad”, cuando a esa edad no se
tiene la conciencia de saber qué es España, Cataluña ni la política en sí.
Y es que adoctrinar a los niños, además de ser algo que va
en contra de los derechos humanos, sirve para que el día de mañana los
adoctrinadores tengan una masa adormecida a sus pies, que obedezcan sin
rechistan, doctrinas y dogmas de la causa política en cuestión. Inocular desde
abajo para el día de mañana no preocuparse desde arriba. Es por ello que
estamos ante una cuestión utilizada por aquellos que no creen en la democracia
ni la libertad.
En Cataluña han ido inoculando el veneno populista de los
nacionalistas convertidos en independentistas y éstos en golpistas, contra la
Ley y la Constitución Española, sin democracia ni libertad (votar no es
democracia per se). De buena ayuda ha sido la competencia de Educación en manos
autonómicas, junto al modelo territorial español de las Autonomías, modelo
fracasado que toca reformas, pero no para contentar a las oligarquías
autonómicas, sino en el camino del Derecho y la libertad en España, de todos
los españoles (igualdad ante la ley). La enseñanza catalana, en vez de crear
gente capaz para el día de mañana, se ha ensañado en la causa populista,
utilizando las aulas para conseguir la hegemonía cultural gramsciana, en el
objetivo del ‘hombre nuevo’ promovido desde hace décadas por ERC, bajo el
supremacismo identitario catalán. Es la ‘función social’ que muchos docentes,
artistas, etc. creen que tienen en sus manos para cambiar el destino de “su”
tierra.
Aunque la imagen de la infancia sea tierna e inocente, los
que utilizan a los niños en política no tienen nada que ver con ternura ni
inocencia, sino todo lo contrario, como se ha demostrado a lo largo de los
últimos años. Adoctrinar y manipular mentes para crear una masa de dóciles que
no tengan pensamiento crítico. Crear un pensamiento único para conseguir unos
objetivos antidemocráticos y antiliberales. Es lo que quieren conseguir;
algunos ya han caído en ese veneno, otros se mantienen en frente contra
autoritarismos de todo tipo. Como yo, les dicen: “¡dejad a los niños en paz!”.
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