miércoles, 29 de marzo de 2017

De Podemos y la televisión pública

Hace unos días los diputados de Izquierda Unida, dentro del grupo parlamentario Unidos Podemos, presentaban en el Congreso una iniciativa parlamentaria para eliminar la emisión de la Misa de los domingos en La 2. Desde posiciones centrales del partido morado apoyan esta iniciativa, dado que la Misa “incita al odio hacia las mujeres o los homosexuales”, en palabras de Irene Montero, mano derecha del ‘Líder Supremo’ de Podemos.
El problema no es la emisión de la liturgia, sino el propio medio por el que se emite. Un partido como Podemos, que vive de la propaganda, desea una TV pública en sus manos. No es casualidad que Pablo Iglesias pidiera RTVE para formar un eventual gobierno junto al PSOE, encabezado por Pedro Sánchez: como ocurre en los regímenes políticos que Podemos envidia, así es más fácil adoctrinar, canalizar mentiras, crear mitos, moldear mentes a su antojo, controlar información y noticias y crear afines al movimiento político.
El problema no es que La 2 emita un espacio litúrgico para católicos (igual que emite un espacio para evangélicos, judíos y musulmanes), sino que exista un medio de comunicación de titularidad estatal. Desde Unidos Podemos achacan a la laicidad del Estado para decir que la televisión pública española no debe emitir dichos programas religiosos, pero no debemos dejarnos engañar: es puro laicismo anticatólico, o si quieren, antijudeo-cristiano. Son varias las ocasiones que desde Podemos y la extrema izquierda en general han felicitado, e incluso celebrado, el Ramadán. Por cierto, del islam no dicen nada del odio hacia la mujer y los homosexuales; de nuevo marxismo cultural, demostrando que solo les molesta y quieren eliminar todo lo que tiene que ver con la tradición religiosa occidental.
La televisión pública sobra. Si RTVE cerrase, otros canales como 13TV o Intereconomía, por ejemplo, emitirían la liturgia católica, sin necesidad de estar en manos de un medio público. Coincido con Podemos en que La 2 no debe emitir la Eucaristía, pero no por el acto religioso sino por el medio; y en eso no creo que coincidan desde Podemos conmigo. Ellos necesitan la TV pública para sus fines, como he dicho antes. Yo no.
No tiene sentido que en los tiempos actuales, en los que la información está más accesible que nunca y la comunicación llega a todas las capas de la población, sigan existiendo medios de comunicación públicos, ya sean nacionales o autonómicos. No solo sobra RTVE, también Telemadrid, TV3, las radios públicas, etc.

* Publicado en La Razón

domingo, 19 de marzo de 2017

Liberalismo y riqueza

La libertad económica es el camino que consigue mayor prosperidad para el mundo y así se ha demostrado a lo largo de estos últimos siglos, desde la Revolución Industrial y el comienzo del capitalismo. Los hay que confunden capitalismo y libertad económica con corrupción; así, dicen que mayor libertad económica se relaciona con mayor corrupción, cuando es lo contrario: a mayor libertad económica, generalmente menor (percepción de) corrupción.
Los hay que también relacionan la libertad económica con la devoción por el dinero, relacionando dicha devoción con el capitalismo «salvaje» y el «neoliberalismo» y la ‘falacia de la economía como juego de suma cero’, achacando la riqueza de unos con esa devoción por el dinero, por lo cual empobrecen a otros. Con esto, mienten cuando dicen que mayor libertad económica es mayor pobreza, o dicho de otro modo, mayor libertad económica es mayor riqueza, pero solo para unos cuántos, a los que llaman la élite o «los menos». La realidad es bien diferente: aquellos países con mayor libertad económica gozan de mayor riqueza para todas las capas de su población. Y es la libertad económica, junto a la globalización, la que está eliminando la pobreza extrema en el mundo.
Fue el sociólogo alemán Franz Oppenheimer quien habló de los ‘medios económicos’ y los ‘medios políticos’ como caminos para acumular riqueza. Para Oppenheimer, los medios económicos son “el intercambio del trabajo de una persona por el trabajo de otra”; es decir, son voluntarios y pacíficos. Es la riqueza que proviene del comercio, del intercambio voluntario entre individuos, de servir en un mercado libre. En frente están los medios políticos, que son “la indebida apropiación del trabajo de los demás”; es decir, se trata de medios coactivos, del uso de la fuerza, el robo, el saqueo y la corrupción.
El liberalismo solo considera moral a los medios económicos. Como he dicho anteriormente, muchos relacionan capitalismo y libertad económica con corrupción y riqueza per se. Nada más lejos de la realidad. Cualquier liberal aboga por el uso de los medios económicos: acumular riqueza sirviendo a los demás mediante el mercado libre y el comercio. Sin servir a los demás solo se puede acumular riqueza de una forma antiliberal: utilizando la fuerza y la violencia, utilizando los medios políticos.
Es por ello que el capitalismo de libre mercado, el cual yo defiendo, no defiende la empresa privada per se. Defiende la empresa privada dentro de un marco institucional de libertad económica y competencia; es decir, en términos de Oppenheimer, defiende los medios económicos en contraposición de los medios políticos.

* Publicado en La Razón

miércoles, 15 de marzo de 2017

La libertad económica funciona, también en las CCAA

Son algunas las ocasiones en las que he escrito sobre los beneficios de la libertad económica. Tanto a nivel global, como continental o nacional. La apertura económica beneficia a la población con mayor renta per cápita, mejores estándares de vida, menor pobreza, menor corrupción en las administraciones públicas, etc.
En esta ocasión, y tomando como referencia un capítulo del libro de Diego Sánchez de la Cruz, Por qué soy liberal (Deusto, 2017), hablaré de lo beneficioso de la libertad económica dentro de España. Según cual sea el grado de libertad económica, hay mejores o peores estándares de vida en las CCAA, igual que ocurre a modo de comparación entre países y continentes.
En el capítulo que analiza este aspecto, Sánchez de la Cruz toma como referencia tres grupos en los que agrupa a las diferentes CCAA, según su grado de libertad económica. Así, distingue entre RLR 1, 2 y 3 (donde RLR significa ‘Ránking de Liberalización Regional’). En el grupo 1 están las autonomías con una mayor liberalización: Comunidad de Madrid (única que supera los 90 puntos), Islas Baleares, País Vasco y Navarra. El grupo 2 está integrado por las autonomías de grado medio en liberalización regional: Cataluña, Cantabria, Región de Murcia, Galicia, Aragón, La Rioja, Asturias, Comunidad Valenciana e Islas Canarias. Por último, en el grupo 3 del RLR están las autonomías con economías más controladas e intervenidas, que son: Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla y León y Andalucía.

Así pues, Diego Sánchez de la Cruz mide diferentes características en función del grupo RLR. En este artículo he querido poner solo las más relevantes: PIB per cápita, tasa de paro, esfuerzo fiscal, riesgo de pobreza y desigualdad.
Una diferencia de 10.000 € entre las comunidades más libres y las menos libres. Una gran brecha que solo se puede superar imitando al grupo 1 y liberalizando la economía, como también ocurre a nivel nacional e internacional. Los países con mayor libertad economía gozan de mucha más renta per cápita que aquellas economías intervenidas.
España, por desgracia, es un país que goza de un paro estructural bastante alto. Eso hace que ni siquiera en las regiones más abiertas haya una tasa de paro por debajo del 10%. Aun así, lideran la creación de empleo y son los que menos paro tienen. Nuevamente hay una forma escalonada según vamos de más libertad económica (menos paro) a menos libertad económica (más paro). Este fenómeno también ocurre a nivel nacional e internacional, ya que suelen ser los países con mercados laborales más abiertos (sin restricciones a la contratación, generalmente sin salario mínimo, etc.) los que suelen gozar de tasas de paro menores, y además, de salarios más altos.
Para clasificar el esfuerzo fiscal se utiliza el índice de Frank, el cual se consigue dividiendo la presión fiscal entre el PIB per cápita (en cada autonomía). Se puede ver cómo hay más de 10 puntos de diferencia entre el grupo 1 y el grupo 3, es decir, los habitantes de las CCAA con mayor libertad económica soportan menor proporción de impuestos que aquellos que viven en CCAA con economías más controladas.
Las autonomías con economías más libres tienen una tasa de riesgo de pobreza menor. Hoy en día, los ‘apocalípticos’ de la pobreza en España sugieren constantemente que hay que intervenir la economía para acabar con ella, aunque muchas veces confunden riesgo de pobreza con pobreza directamente. Así, se escucha en algunos medios de comunicación que en España “hay 15 millones de pobres”. Una barbaridad que no es cierta.
La realidad demuestra todo lo contrario. Para intentar acabar con el riesgo de pobreza y que sea más difícil acabar cayendo en ella, hay que liberalizar la economía. Esto es algo que ocurre también a nivel global. Son los países con economías más libres y abiertas quienes soportan menor nivel de pobreza, e incluso una pobreza menos severa. Liberalicemos la economía en las CCAA para reducir la pobreza y el riesgo de caer en ella.
Se suele escuchar que el capitalismo y la economía de mercado son el sistema económico que mayor desigualdad genera. Aunque hablar de desigualdad daría para un artículo aparte, he de decir que muchos confunden desigualdad con pobreza, dando a la primera la connotación negativa de la segunda, cuando no es así.
Por otro lado, como se puede observar en el gráfico anterior, las CCAA con mayor libertad económica son (oh, sorpresa) más igualitarias que aquellas con economías más reguladas (recuerdo que el índice Gini mide la desigualdad siendo 0 “máxima igualdad” y 100 “máxima desigualdad”).
Esto es algo que nunca se oye en los medios de comunicación. Ni a los igualitaristas, porque no les interesa. Quieren vender que la economía de libre mercado genera desigualdades y que la desigualdad es mala, cuando es mentira. Necesitan crear esclavos de una economía dirigida, aunque eso lleve consigo mayor desigualdad. En España, la libertad económica combate la desigualdad mejor que cualquier política de empleo y redistribución de la renta.
La libertad económica funciona, también dentro de España en las CCAA. Si se quiere prosperidad, hay que seguir el camino del grupo 1 del RLR. Si se quiere paro, pobreza y mayor esfuerzo fiscal, es aconsejable seguir el camino del grupo 3. Las autonomías con mayor libertad económica nos muestran el camino. Junto a estas categorías, Diego Sánchez de la Cruz muestra en su libro (que recomiendo leer) algunas más, como el gasto público, índice de progreso social, creación de empresas, economía sumergida, informe PISA, etc. Siempre sale mejor posicionado el grupo 1, el de las autonomías con mayor libertad económica. No es casualidad, es que la libertad económica funciona. He hablado muchas veces de ello y se ha demostrado en infinidad de ocasiones. En España, en función de la libertad económica de las CCAA, se puede demostrar que también.

viernes, 3 de marzo de 2017

PSOE = paro

Hace unos días se celebró en Madrid el Foro Económico del Partido Socialista Obrero Español (PSOE). En él, varios dirigentes y asesores hablaron de las vías que tiene por delante el partido, y otros optaron por repasar los supuestos logros de los gobiernos socialistas. Me quedo con dos intervenciones, la de Mario Jiménez, actual portavoz parlamentario, y la de José Carlos Díez, economista y principal asesor económico del partido en la actualidad. El portavoz parlamentario dijo que “nunca ha avanzado más nuestro país, desde un punto de vista económico, que con gobiernos socialistas”. Díez, por su parte, apeló al honor y orgullo de ser socialista, “porque nuestros gobiernos han creado empleo y bienestar”.
Está claro que el Foro Económico tenía por meta alzar la autoestima de los socialistas. Y para ello, en un partido en decadencia, solo se puede utilizar la mentira, ya que diciendo la verdad queda una imagen bastante pobre de la gestión económica de los gobiernos de Felipe González y Zapatero.
La última EPA antes de la victoria de González en octubre de 1982 mostraba 2.187.500 de parados (la tasa de paro era del 15.93%). Eso fue lo que se encontró el primero Ejecutivo socialista. Ya en 1996, año del relevo gubernamental, había 3.710.400 parados (22.76%). En 14 años de gobierno socialista el número de parados aumentó en más de 1.5 millones de personas y la tasa de paro hizo lo mismo en casi 7 puntos porcentuales, manteniéndose siempre por encima del 16% durante todas las legislaturas de Felipe González. Esto fue lo que heredó José María Aznar.
Por su parte, Zapatero heredó del gobierno popular, en 2004, 2.309.800 parados (11.5%). En 8 años de ‘era Aznar’ el paro cayó en 1.4 millones de personas (casi todo lo que había aumentado en la ‘era González’). Y vuelta a lo mismo: gobierno socialista, aumento del paro. Cuando Rajoy llega a la Moncloa, el número de parados ascendía a 5.287.300 (22.56%), prueba de la nefasta gestión económica (recesión y crisis económica incluida) de los dos gobiernos socialistas encabezados por Rodríguez Zapatero.
Por tanto, decir que bajo gobiernos socialistas se ha avanzado más en materia económica y que se ha creado empleo, es faltar a la verdad. Es una broma sin gracia. Es tomar por tonto al personal y toda una declaración de intenciones de este PSOE: cero autocrítica de sus anteriores gobiernos y seguir por el mismo camino sin importar los resultados.
En definitiva, las declaraciones de Mario Jiménez y José Carlos Díez, entre otros, son una prueba más de quienes utilizan la mentira como arma política (leyendo a Maquiavelo, entre otros, se entiende esto), la demagogia (que no populismo) y la propaganda para alcanzar sus metas.

* Publicado en La Razón