viernes, 26 de febrero de 2016

El mito de la austeridad

Una de las palabras más repetidas en la actualidad (sobre todo desde la izquierda y la extrema izquierda) es “austeridad”. Así, echan la culpa a la austeridad del “desmantelamiento del Estado del Bienestar” en España (y en la Unión Europea). ¿Pero es algo real? ¿Existe austeridad en España?

Para comprobar si en España estamos inmersos en un “cruel austericidio” como dicen muchos agentes sociales y partidos políticos, me centraré en los principales indicadores, como son el déficit público, la deuda pública y los gastos e ingresos públicos. Un informe de Fedea nos ayudará a entender un poco mejor todos estos indicadores.

Gastos e ingresos. Déficit público





Como se puede observar, desde que comenzara la crisis económica (2007), el gasto público siempre ha estado por encima de los ingresos. Esta situación, insoportable en cualquier empresa, no así en un Estado, el cual es mantenido por el dinero de los contribuyentes y puede tener pérdidas constantemente, ya que se echará mano de los impuestos para aumentar los ingresos o de la deuda pública, la cual pagarán las generaciones posteriores.
Cuando se gasta más de lo que se ingresa surge el déficit. España ha sufrido (y sigue sufriendo) un déficit público muy elevado. En la actualidad se sitúa en torno al 5% del PIB, pero en años anteriores llegó a alcanzar el 11% del PIB (2009).
Analizando el primer gráfico nos damos cuenta de que los recortes de los que hablan algunos no han sido tales. En 2007, el gasto público estaba por debajo del 40% del PIB, mientras que en 2014 superó el 44%. Es decir, en plena crisis económica, el gasto público aumentó. Mucho más si lo comparamos desde 2003, fecha en la que nadie se quejaba de recortes y “Estado del Bienestar desmantelado”, pese a gastar poco más del 38% del PIB.
Por su parte, los ingresos del sector público se sitúan en 2014 ligeramente por encima de su nivel de 2003.
El gasto en las “políticas de bienestar”
El Estado del Bienestar se caracteriza por 4 políticas públicas: sanidad, educación, pensiones y prestaciones por desempleo. ¿Cuál ha sido el gasto en estas partidas presupuestarias a lo largo de la crisis?


Como indica el estudio citado anteriormente, “el gasto real por habitante se ha reducido en casi 9 puntos entre 2009 y 2014. Esta reducción, sin embargo, llega después de un incremento acumulado de 23 puntos entre 2003 y 2009, con lo que sigue habiendo un incremento neto de unos 14 puntos entre 2003 y 2014, o una ganancia de más de un punto anual en el gasto real por habitante” durante el período analizado (2003-2014).
“Los datos, por tanto, no respaldan la percepción de quienes consideran que desde 2009 se ha producido un enorme recorte del gasto que está comprometiendo gravemente los servicios públicos esenciales, al menos si suponemos que estos funcionaban razonablemente bien antes de la crisis”, señalan los autores del informe.

Tampoco ha habido grandes recortes en sanidad y educación, las dos políticas públicas que “más se han perjudicado desde el Gobierno central del Partido Popular”, según la izquierda y extrema izquierda de nuestro país (Y eso que la competencia de gasto en estas dos políticas públicas corresponde, casi en su totalidad, a las Comunidades Autonómas). Observando el gasto por usuario en sanidad y educación, “el gasto corriente real dividido por el número de usuarios muestra un patrón que ya resulta familiar: fuertes ganancias hasta 2009 seguidas de un recorte en los últimos años de la muestra que nos deja en niveles similares a los existentes al comienzo de la crisis, con ganancias aún muy respetables durante el conjunto del período analizado”, desde 2003.
Como indica Juan Ramón Rallo, no ha habido recortes que hayan desmantelado nuestro Estado del Bienestar. Un gráfico, en la línea de los anteriores, sobre el gasto en políticas del bienestar, nos ayudará a entenderlo.

En la línea del informe de Fedea, Rallo expone cómo ha variado el gasto por habitante en las políticas de bienestar. Desde 1995, se ha producido un aumento año tras año, inclusive los dos primeros años de la crisis económica, para después producirse un ligero recorte desde 2009 hasta 2013, año en el que vuelve a repuntar el gasto en dichas políticas.
Deuda pública
Otro indicador que desmonta el mito de la austeridad es la deuda pública, la cual no ha dejado de crecer durante toda la crisis económica. En diciembre de 2007 teníamos una deuda pública del 35.5% del PIB. A finales de 2015 alcanzaba prácticamente el 100% del PIB.

En solo 8 años la deuda pública española ha aumentado un 65% del PIB, es decir, algo más de 650.000 millones de euros. Desde algunos sectores, que casualmente coincide con aquellos que no dejan de repetir que la austeridad ha mermado el Estado del Bienestar y que hay que poner fin a los recortes, no se ha dejado de repetir que el aumento de la deuda pública es consecuencia del rescate a las cajas de ahorros. Nada más lejos de la realidad. Dicho rescate costó alrededor de 60.000 millones de euros, según el Tribunal de Cuentas y el Banco de España. La deuda ha aumentado casi 11 veces más que la cuantía del rescate, por lo que no se puede afirmar que el aumento de la deuda pública haya sido consecuencia exclusivamente del rescate a las cajas de ahorros. Rescate que, por otro lado, no tiene nada que ver con el liberalismo y la austeridad.
Conclusión
Por tanto, y como se puede comprobar, en España no ha habido austeridad. Desde 2003 (y años anteriores) el gasto público aumentó considerablemente, para solo reducirse una pequeña parte a partir de 2009. En la actualidad el tamaño del sector público y de los servicios públicos esenciales es superior o similar al nivel registrado en 2007, en plena burbuja y comienzo de la crisis económica.
Como señala el informe en su conclusión, la historia reciente de las cuentas públicas españolas se parece muy poco a la que se suele contar. Si se abre el foco del análisis y se analiza la evolución del gasto público desde los primeros años del euro (desde 2003 en nuestro caso), en vez de tremendos recortes que llegan ya al hueso del estado del bienestar, lo que vemos es más bien un extraordinario aumento de gasto hasta 2009 que sólo se ha revertido en parte desde entonces”.
La propaganda y el populismo de unos y otros llevan a identificar una falsa austeridad como la causa de un falso Estado del Bienestar desmantelado.

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