lunes, 14 de septiembre de 2015

Jeremy Corbyn: la izquierda hacia la izquierda

Hace unos días concluyeron las primarias del Partido Laborista del Reino Unido. Tras la debacle de las últimas elecciones parlamentarias, que ganaron los conservadores de David Cameron, contra todo pronóstico de las encuestas, que vaticinaban un empate técnico entre el Partido Conservador y el Partido Laborista, este partido necesitaba un nuevo líder después de la dimisión de Ed Miliband, quien dejó el cargo tras el fracaso electoral.

Cuatro candidatos se presentaban para liderar a los laboristas. Jeremy Corbyn se ha impuesto a los tres candidatos restantes: Yvette Cooper, Andy Burnh y Liz Kendall; y será el nuevo líder del Partido Laborista británico, de cara a hacer una fuerte oposición al gobierno conservador de Cameron y la posibilidad de ganar las siguientes elecciones parlamentarias de 2020.

El nuevo líder laborista tiene 66 años, de los cuales 41 los ha dedicado a vivir de la política. Antes de su vida política, Corbyn empezó en el mundo sindical. Ya en política, empezó como concejal en 1974 en el distrito de Haringey, con solo 25 años. En 1983 logró un escaño en el Parlamento Británico (Cámara de los Comunes), cargo que ha ocupado hasta la actualidad. Vamos, que ha vivido toda su vida de lo público y no ha trabajado en una empresa nunca. La doble moral de algunos, que quejándose de la profesionalización de la política, aplauden la elección de Corbyn.

Ha protagonizado varias protestas a lo largo de su vida política. Entre ellas, ha defendido la unidad de Irlanda, Palestina (Corbyn es de clara índole anti-Israel) o la lucha contra el apartheid sudafricano, entre otros. En 1999 apoyó la campaña de Amnistía Internacional para extraditar a España al dictador Augusto Pinochet. Pero nunca ha protestado contra la Camboya roja de Pol Pot, ni contra Corea del Norte o China, por ejemplo. ¡¡Qué raro!! Debe ser que las violaciones de DDHH le dan igual si éstas se producen bajo dictaduras comunistas. Otra vez la doble moral, característica de la izquierda. 


Jeremy Corbyn en un mitin

¿Qué propone Jeremy Corbyn?

Bautizado por la prensa británica como el 'Podemos británico', su discurso, escorado radicalmente a la izquierda, propone principalmente ir contra la austeridad y optar por la renacionalización de sectores estratégicos. Son muchos los que han hecho comparación entre las propuestas de Corbyn y las de Podemos o Syriza y han señalado la radicalidad del nuevo líder laborista. Entre ellos, Liz Kendall, quien ha dicho que Corbyn "convertiría el partido en una especie de Podemos o Syriza". El diputado laborista Tristam Hunt también ha criticado la elección de Corbyn. “El futuro del Partido Laborista no puede ser el de un partido al estilo de Podemos, un partido populista anti-austeridad, porque en el largo plazo esto no nos va a llevar al Gobierno", ha dicho el diputado laborista. La alarma por la victoria de Jeremy Corbyn ha llegado hasta el ex primer ministro británico Tony Blair, quien ha dicho que “unas elecciones se ganan desde el centro, no desde opciones extremistas”.

Para empezar, pretende reducir el déficit público mediante la subida de impuestos, principalmente a los ricos, esto es, a todos. Nada relacionado con bajar el gasto. ¿Cómo va a bajar el déficit? Terminaría subiendo. Quiere solucionar una crisis de gasto (los Estados no han dejado de crecer y aumentar el gasto en los últimos años) mediante más gasto, como colmo de ello su propuesta de imprimir dinero a raudales a través del Banco de Inglaterra. Aquellos países que han basado su economía en darle a la impresora de billetes no pueden ser ejemplo: Argentina, Zimbabue, etc. Inflación galopante o hiperinflación y pobreza para repartir entre todos por la devaluación de salarios y subida de precios. La izquierda y su obsesión por redistribuir la riqueza destruyéndola.

Otra de las propuestas estrella de Corbyn es la renacionalización de sectores estratégicos, como la electricidad y los ferrocarriles. Es decir, que el Estado se haga con la provisión y producción de estos sectores económicos. Básicamente, cerrar el camino a la iniciativa privada. Más Estado.
También pretende subir el salario mínimo e imponer un salario máximo. Propuesta que ya llevaba Podemos en las europeas del año pasado y Syriza en las elecciones legislativas de enero de 2015. Seguir centralizando la economía. Más intervención, menos libertad.

Jeremy Corbyn propone más Educación y Sanidad públicas. Quiere crear un Sistema Nacional de Educación y en sistema sanitario pretende “rescatar” hospitales privados. ¿Cómo pagarlo? Dice que subiendo impuestos, una vez más, a los ricos, es decir, que los británicos se agarren el bolsillo si Corbyn alcanzare el Gobierno.

En cuanto a Defensa, propone estudiar la posibilidad de abandonar la OTAN. También ha hablado sobre su negación a combatir por tierra y bombardear al Estado Islámico en Siria e Irak.

En definitiva, el nuevo líder laborista quiere estatalizar más la economía británica y eliminar todo lo que se pueda la iniciativa privada. Un giro de la izquierda hacia más izquierda. Una izquierda que sigue sin entender que la gente necesita libertad, tanto económica como social, no más planificación central ni fatales arrogancias, que diría Hayek. No me extraña que algunos periódicos o el propio Primer Ministro, Cameron, hagan tales comentarios sobre Jeremy Corbyn. El Daily Telegraph pidió el voto para Corbyn con la esperanza de que suponga “la destrucción definitiva del Partido Laborista”. David Cameron ha dicho que “el Partido Laborista es ahora una amenaza para la seguridad nacional, para la seguridad económica y para la seguridad de las familias británicas”. Ahí es nada. 

Toca mirar hacia adelante y ver cómo se va desarrollando la política británica -y en el resto de Europa-, pero una cosa queda clara: existe una amplia y progresiva radicalización en Europa. Como buena prueba de ello, Corbyn, Pablo Iglesias, Tsipras, o Le Pen, entre otros. Tsipras ya ha fracasado, que pasen los siguientes. Aunque mejor si no tenemos que comprobarlo. 

sábado, 12 de septiembre de 2015

Fascismo y Franquismo desde la Ciencia Política

A menudo se suele oír hablar del franquismo como un tipo de fascismo, junto con el fascismo italiano y el alemán (nazismo). Estas voces, sobre todo desde la izquierda, tienen un objetivo común: desprestigiar -aún más- el franquismo.

Creo que están equivocados. El franquismo no se puede considerar un tipo de fascismo -a continuación daré mi opinión sobre por qué no-, en línea con el politólogo español Juan Linz, quien abordó el tema del franquismo desde la dicotomía "totalitarismo-autoritarismo", para llegar a su propia conclusión: el franquismo era autoritario y el fascismo totalitario, pues éste se basaba en la ausencia de pluralismo político y en un papel primordial del partido único y una ideología fuerte movilizadora de masas, mientras que aquel carecía de ello.

Sobre este tema hizo también referencia Javier Tusell, en su libro El franquismo como dictadura, concluyendo que: la ausencia de un ideario definido le permitió (al franquismo) transitar de unas fórmulas dictatoriales a otras, rozando el fascismo en los cuarenta y las dictaduras desarrollistas en los sesenta.

Franco, Hitler y Mussolini

En mi opinión, no podemos hablar del franquismo como un tipo de fascismo por los siguientes motivos:

1.- Franco no se valió de la política para alcanzar el poder, la jefatura del Estado, como sí hicieron Mussolini y Hitler, en Italia y Alemania respectivamente. Franco venció en una guerra civil que su propio bando había comenzado con el golpe de Estado del 18 de Julio de 1936 (aunque muchos hacen referencia al Alzamiento Nacional como la destrucción de la república, lo cierto es que ésta ya había sido destruida por el Frente Popular, entre otros, como reconocieron algunos intelectuales republicanos y como explica en muchos de sus escritos el historiador Pío Moa). En el caso del fascismo, sí se utilizó la política y la democracia para instaurar un Estado totalitario.

2.- En sintonía con lo anterior, el fascismo se basaba en un partido fuerte, cimiento del Régimen. Algo que no ocurrió en el franquismo, pues la Falange (FET y de las JONS, partido único durante este período) fue perdiendo protagonismo conforme iba avanzando la dictadura franquista.

3.- El fascismo se caracterizó por un corto período de tiempo, mientras que el franquismo estuvo presente durante un período de tiempo algo más largo. Mussolini (1922-1943) y Hitler (1933-1945) no lograron estar mucho tiempo al frente de sus respectivos Estados, en cambio, Franco logró estar 36 años (1939-1975) como Jefe del Estado español.

4.- El objetivo del fascismo -sobre todo en el caso del nazismo- era la creación del "hombre nuevo", influenciado en gran medida por el "superhombre" de Nietzsche -el Übermensch-. El franquismo, por su parte, no intentó la creación de una nueva comunidad, de un hombre nuevo, sino la recuperación y el restablecimiento de la clase tradicional, perdida en el régimen de la II República. 

5.- Una de las características básicas del fascismo era el expansionismo. Como prueba de ello, las invasiones alemanas a lo largo y ancho de Europa y parte del norte de África intentando impregnar cada territorio ocupado del aroma totalitario del nazismo.
El fascismo italiano también consideraba esta opción, como bien explica Aristotle Kallis en su libro Ideología Fascista: territorio y expansionismo en Italia y Alemania (1922-1945): el partido de Mussolini, el Partido Nacional Fascista, tenía sus raíces en el nacionalismo italiano y en el deseo de restaurar y ampliar los territorios italianos, los cuales consideraban necesarios para que la nación pudiera afirmar su fuerza y su superioridad, y así evitar caer en la decadencia.
Por el contrario, el franquismo no tuvo por idea la expansión de las fronteras españolas, como demuestra la ausencia de invasiones a otros países.

6.- El fascismo se basó en una movilización de las masas desde el Partido. Éstas apoyaban el Movimiento, era la base social en la que se sustentó el fascismo mientras estuvo vigente. Por su parte, el franquismo no necesitó una movilización de las masas, ya que la base del poder no se encontraba en ellas -principalmente porque no se usó la política como en el fascismo-, sino en el siguiente eje: la Iglesia, el Ejército y la clase conservadora.


Sí que es verdad que hay características que comparten tanto el franquismo como el fascismo, pero son características propias de toda dictadura, ya sea autoritaria o totalitaria. Dichas características también son propias del comunismo, como la violación de libertades civiles (libertad de expresión, libertad de asociación, libertad de culto, etc.) y libertades económicas.

Por tanto, creo que meter el franquismo dentro del fascismo no es del todo aceptable, por las razones que he puesto de manifiesto anteriormente. Ahora bien, es un debate enriquecedor para todos. Y lo más importante: no debemos olvidar que tanto en el franquismo como en el fascismo el fondo es una dictadura, y eso es lo realmente peligroso. Olvidarlo puede llevar a repetirlo y yo no quiero. Aprendamos, por una vez, del pasado.