domingo, 15 de febrero de 2015

Se encontrará la salida

Hace un año comenzaron en Venezuela una serie de protestas contra el Gobierno de Nicolás Maduro; iniciadas el 4 de febrero en la ciudad de San Cristóbal (Táchira) y el 12 de febrero en Caracas, el pueblo venezolano se echaba a las calles harto de la alta delincuencia, el alto nivel de la inflación y la amplia escasez de productos básicos, como comida o medicamentos –entre otras causas-.

La delincuencia alcanzó niveles nunca vistos anteriormente. Venezuela se convirtió en el segundo país con mayor tasa de homicidios del mundo en 2014, solo por detrás de Honduras, produciéndose 24.980 muertes de manera violenta, por las 24.763 que se produjeron un año anterior, según los datos del Observatorio Venezolano de la Violencia (OVV). El balance de esta ONG señala un saldo de 82 muertes violentas cada 100.000 habitantes, dato en el que según reconoce OVV, se incluyen los casos de muertes por resistencia a la autoridad.

En cuanto a la inflación, las políticas intervencionistas que Chávez llevó a cabo y que continúa Maduro en la actualidad, han llevado a Venezuela a una situación inaguantable, con una inflación –esto es, el aumento generalizado de los precios durante un periodo fijo de tiempo- que sobrepasa con mucho los 50 puntos (56.2%) durante el año 2013, ocupando el puesto 222 en la clasificación por países, solo superada por Siria. En el año 2014 la inflación aumentó hasta el 68.5%. Éste ha sido uno de los principales motivos de la escasez de productos básicos que padecen los supermercados venezolanos, con sus anaqueles vacíos, al igual que el socialismo del siglo XXI, que no es más que el socialismo de siempre: una ideología vacía de libertad, de futuro y de autocrítica.

Estas protestas, de las cuales se cumplen ahora un año, no han sido las primeras, ni serán las últimas en Venezuela. Mientras el país siga sumido en esta ola de totalitarismo, pobreza y crisis, todo seguirá igual; el pueblo venezolano quiere libertad, no quiere radicalismo ni represión policial al manifestarse por las calles de Caracas o cualquier otra ciudad. Tampoco quieren censura, quieren opinar libremente de su país o de sus dirigentes, como en un país democrático. Ni mucho menos quieren presos políticos, y en Venezuela hay más de medio centenar, llegando a detener por participar en dichas manifestaciones a uno de los líderes de Voluntad Popular, Leopoldo López, quien lleva un año en prisión, y al que la fundación CEPS -de Pablo Iglesias e Íñigo Errejón- asesoró a Chávez en 2011 acallarlo mediáticamente. Leopoldo López llegó a decir: “que mi encarcelamiento esté contribuyendo en alguna medida al despertar de los venezolanos, vale la pena… Saber que más allá de estas rejas, cada día miles de venezolanos exigen en las calles un cambio pronto, pacífico y constitucional, vale la pena…”. Admirable.

Venezuela no es libre, por mucho que los chavistas de turno digan que sí; por mucho que Pablo Iglesias y demás mafia de Podemos repitan por activa y por pasiva que Venezuela es una referencia fundamental y que Hugo Chávez debe ser un referente para los pueblos del sur de Europa. No. Ni la Venezuela actual ni el comandante Chávez, al cual Pablo Iglesias echa mucho de menos, pueden ser una referencia política ni moral para aquellos que rechazan el absolutismo y defienden al individuo y una sociedad basada en la libertad política y la libertad de expresión, entre otras.

Queda mucho por delante, pero deseo fervientemente que Venezuela llegue al final de este oscuro camino. La luz puede llegar en cualquier momento, y estoy seguro de que se encontrará la salida del chavismo y de la dictadura que comenzó Hugo Chávez y continúa Nicolás Maduro. Y esa salida debe producirse, como bien dice Jesús Torrealba, Secretario Ejecutivo de Mesa de la Unidad Democrática, “con una avalancha de votos, no con un golpe”. Y cuando esa salida llegue y se pueda vivir democráticamente en Venezuela, tocará no olvidar lo vivido durante estos largos años, porque ya saben, quien olvida su historia está condenado a repetirla.

martes, 3 de febrero de 2015

Podemos. La marcha del ¿cambio?

El pasado sábado se produjo en Madrid una marcha en apoyo a Podemos y el "cambio" que dicen van a traer a España. Miles de personas se presentaron en la Plaza de Cibeles para acompañar a los Iglesias, Monederos y compañía hacia la Puerta del Sol, donde iba a terminar la "marcha del cambio", como la llamaron desde 'el partido de los círculos'.  

A primeras de cambio podemos preguntarnos qué cambio se va a producir con Podemos -un partido político secuestrado por Pablo Iglesias, Juan Carlos Monedero e Íñigo Errejón-. Debemos recordar que este partido tenía unas propuestas en mayo -para las elecciones europeas-, y otras propuestas, modificadas, a medida que avanzamos con el paso de los días. Algunos pican, y creen que Podemos se hace 'light', pero a mí no me convencen. Todo se debe a una estrategia para lograr votos del centro o de la izquierda moderada, pero cuando alcancen algún gobierno autonómico o -Dios no quiera- el gobierno central, las garras totalitarias de Podemos volverán a relucir, más afiladas que nunca. 

Como diría Groucho Marx, Podemos tiene unos principios (en este caso, propuestas, ya que los principios son los mismos), pero si no les gusta a la gente, tiene otros. Es lo que han intentado demostrar en estos pocos meses que tiene la formación radical de izquierdas -por mucho que digan que no son de izquierdas ni derechas, sus actos no demuestran lo mismo-. Han intentado "acercarse" al centro, pero no pueden olvidar su cuna radical, a la cual vuelven día tras día, con sus declaraciones o actos. El amor por Lenin o las 'odas' a Hugo Chávez es algo común entre los dirigentes podemistas. El odio de Pablo Iglesias hacia los "lúmpenes", a los que partió la cara, y de lo cual se enorgullece, o el odio hacia los "fachas", por quienes pidió perdón por no haberles partido la cara en 'El gato al agua'. Y como ésto, amplio es el historial de los radicales de Podemos. Por no olvidarnos del "si no eres comunista no eres buena gente" de Monedero en un programa de Cake Minuesa sobre el comunismo. 

Podemos y la casta

No hay palabra que más repitan los de Podemos que "la casta". Echar a la casta, ese era el lema de esta manifestación. Me pregunto a qué llaman casta, y si recibir becas por no hacer el trabajo no es de casta, o si recibir 425.000 euros por "asesorar" no es de casta, encima tributar como empresa, cuando debería haber tributado como persona física. Supongo que registrar una productora como asociación sin animo de lucro, con la intención de enriquecerse -pese a tanto criticar la riqueza, cuando no es la suya, claro- tampoco es de casta porque lo ha hecho Pablo Iglesias. 

¿Todo esto no es de casta? ¿El cambio pasa por cambiar la corrupción azul del PP o roja del PSOE, por la morada de Podemos? Para mí no, pero parece que algunos no dudan en apoyar a la formación de Pablo Iglesias -el partido es suyo, por mucho que vayan de participativos y saquen pecho de su democracia interna, aquel que no comparta el pensamiento de Iglesias no tiene hueco en Podemos y mucho menos llegar a algún puesto directivo de algún círculo-. Los hooligans de siempre, también existen en estos partidos que dicen regenerar la política. Rejejejenerar más bien, como dice Almudena Negro.

Mirada al pasado como motor del cambio

Banderas de la II República Española, banderas cubanas, banderas con la cara del Che Guevara, banderas de la URSS, pero ninguna bandera española. Ese es el cambio que proponen en Podemos. 

Una mirada al pasado basado en el odio a la libertad, en la implantación de un Estado totalitario como puede ser el cubano o el extinguido Estado Soviético, y en el odio hacia la España que no tenga ánimos de revancha guerracivilista. Ya lo dejó claro Pablo Iglesias -además de demostrar su ignorancia-, cuando dijo que el himno de España es "una cutre pachanga fachosa" y la bandera es "monarquica y postfranquista".  Con lo cual, parece conditio sine qua non rehusar la España rojigualda para estar en Podemos. ¿Si no por qué no hubo ninguna  bandera española en la manifestación del sábado? 

¿Se puede prometer un cambio cuando tienes de ejemplo dictaduras como la cubana, la venezolana o la soviética? Cambio poco si imperan en tu conciencia políticas anteriormente probadas antidemocráticas, antiliberales y totalitarias. 

En definitiva, Podemos no viene a cambiar la vieja política por la nueva política. No viene a cambiar ningún otro aspecto. No. Podemos solo quiere aprovecharse de la nefasta situación -económica y política- española para, poniendo una cara, hacer lo contrario. Quedarse anclado en el pasado, bajo la promesa de un cambio. En esto han hecho caso a Maquiavelo y su política como el arte del engaño. Lo han clavado, como buenos hijos del Consenso oligarca dominante en España desde años atrás.