Desde hace algún tiempo los supermercados venezolanos son víctimas
de la escasez, del agotamiento. No llegan productos a sus estanterías. Estos días ha sido noticia (una vez más) esa escasez de productos. Son famosas
las imágenes que nos ofrecían los ciudadanos venezolanos de los estantes vacíos
de comida, bebida, etc., en los supermercados, hasta el punto de llegar a
Twitter a través del hastag #AnaquelesVaciosEnVenezuela. Escasez
bolivariana que lo llamo.
La ‘Robolución’
La revolución bolivariana ha degenerado en "robolución", donde la oligarquía chavista hace y deshace a su antojo en un país quemado por el
socialismo y la falta de libertad.
En Venezuela impera lo que Chávez llamó ‘Socialismo del
siglo XXI’ (La Robolución), el cual lo expresó de la siguiente forma: “Hemos
asumido el compromiso de dirigir la Revolución Bolivariana hacia el socialismo
y contribuir a la senda del socialismo, un socialismo del siglo XXI que se basa
en la solidaridad, en la fraternidad, en el amor, en la libertad y en la
igualdad". El amor y la libertad se quedaron por el camino. Con igualdad no
hay libertad. Palabras vacías, igual que los anaqueles (las estanterías de los
supermercados).
Este socialismo del siglo XXI no es más que el socialismo de
siempre con el nombre de “siglo XXI” como si de una ideología modernizada se
tratara, cuando en realidad es el socialismo de dos siglos atrás, con las
mismas faltas de libertades y un estatismo que se come todo lo que encuentra a
su paso.
El socialismo, ideología vacía
Como digo, el socialismo del siglo XXI al que se refería Chávez
no es más que el socialismo de siempre. Y el socialismo es una ideología vacía.
Vacía de libertad,
la cual es primordial en el individuo. ¿Qué libertad había en el
nacional-socialismo hitleriano? ¿Y en el socialismo soviético? ¿Qué libertad hay en Cuba, donde los Castro siguen sin levantar el bloqueo de la dictadura, el principal bloqueo que debe terminar?
Vacía de futuro.
La mirada anclada en el siglo XIX, sobre todo en Simón Bolívar en los países
sudamericanos, como si de un Dios se tratara. Como dijo Alexis de Tocqueville,
el socialismo es una nueva forma de esclavitud. En este caso una esclavitud
fijada en la mirada al pasado. Y una esclavitud en la que el líder ordena y manda, y lo que diga éste, hacen los demás, como han demostrado los socialismos del resto del mundo a lo
largo de la historia del socialismo.
Vacía de autocrítica.
Los males que provoca el socialismo siempre se achacan al “maldito
liberalismo”, aun cuando éste no existe en una sociedad latinoamericana, que
como la española, es absorbida por el consenso. Un consenso bolivariano, basado
en la imposición de las tesis de Bolívar como si de un dogma de fe se tratara,
junto al socialismo, como en su día expresó Hugo Chávez.
Viendo el socialismo como una ideología vacía, no sorprende
que en Venezuela haya supermercados vacíos, o incluso se queden sin petróleo.
Anaqueles vacíos por una ideología vacía.
Espero que el socialismo se vaya vaciando de apoyo, tanto en
Latinoamérica como en el resto del mundo, es un daño liberticida que debemos
hacer frente desde el combate de las ideas. Hacer ver que libertad es mejor que planificación estatal,
hacer entender que cada individuo maneja mejor su vida que el Estado, explicar
que la libertad de expresión es algo básico y que no deben venir los políticos
de turno a censurar lo que opines, lo que ves o lo que lees.
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